Reconocimiento facial, de voz y lenguaje, de patrones y objetos; las múltiples formas en que hoy se presenta la Inteligencia Artificial (IA), dan cuenta de la importancia y posición que esta tecnología ocupa, tanto en la vida cotidiana como en el desarrollo de diversas áreas de negocio.
Así lo señala Josu Martínez, perito de seguros de Autos e IRD y vicepresidente de la Asociación de Peritos de Seguros y Comisarios de Averías (APCAS) de España, quien sostiene que se trata de un elemento clave en parte importante de los modelos de negocio de diversos ámbitos. Uno de ellos es el asegurador, que se encuentra desarrollando soluciones basadas en IA, especialmente, adaptada a los sistemas de producción.
Escuchar y atender a las necesidades de cada cliente sigue siendo fundamental. Aquí, la IA está permitiendo conocer mejor el perfil de cada uno, así como sus necesidades. Permite sistematizar de mejor manera la información a la vez de mejorar la personalización de los productos y de las primas.
Según el especialista español, otro de los grandes avances de la IA que está siendo aplicada a la industria de los seguros, es el reconocimiento de objetos a través de imágenes. A través de la mejora en el etiquetado de productos o en la elaboración de inventarios, fortalece la eficiencia. Ciertamente, para que ello ocurra, como sucede con cada nueva herramienta, para ser eficaz debe ser utilizada de manera adecuada.
Uno de los temas en los que hace hincapié Josu Martínez, tiene que ver con la ética en la aplicación de la IA. Tal como lo señala, la Unión Europea ya se ha pronunciado al respecto, con el objetivo de promover una IA que en su aplicación sea fiable.
Tal fiabilidad se sostiene en tres elementos que deben ser resguardados en cada momento. El primero de ellos es que la IA debe ser lícita, teniendo que cumplir la normativa vigente. A ello, se suma que debe ser ética en su aplicación. Por último, la IA debe ser robusta y consistente, desde lo técnico y desde lo social. Esto tiene como objetivo garantizar que su aplicación no provocará daños.
Si bien, cada uno de estos elementos tiene un valor específico, su eficiencia la adquieren al actuar en armonía y de manera simultánea, afirma el vicepresidente de APCAS, y sientan las bases para la resolución de los conflictos que surjan durante su aplicación. En este sentido, cada asegurado debe conocer en detalle lo ofrecido por su aseguradora, a objeto de confrontar datos y aceptar o no la propuesta.
Eficiencia y utilidad
El conocimiento del negocio y del entorno en que se desenvuelve, sigue siendo fundamental para que cada nueva innovación adoptada se transforme en aporte y valor. Por el contrario, si la pretensión es que un software sustituya la intervención, por ejemplo, de peritos de seguros, es más que probable que los procesos se vean alterados y, por tanto, el resultado que se obtenga sea equivocado.
Y es que, si bien, en los departamentos de producción de las aseguradoras en las que se está utilizando IA los resultados son altamente eficaces, no sucede lo mismo en los departamentos de siniestros, donde la valoración de daños materiales, a través del reconocimiento de imágenes, no ofrece los resultados que los proveedores de este tipo de software publicitan.
“Es más, lo que se está observando desde departamentos de siniestros, departamentos informáticos y servicios periciales, es que en todos ellos hay acuerdo en que los resultados analizados hasta ahora no ofrecen ninguna garantía”, subraya Josu Martínez.
Tal como quedó en evidencia, a partir de un estudio realizado por investigadores alemanes hace un par de años, la imprecisión de la IA en su aplicación en la valoración de siniestros, está relacionada con que mientras la vista humana reconoce formas, la digital solo aprecia texturas.
De ahí que la labor del perito de seguros sigue siendo fundamental. Se trata de un profesional que aporta datos fundamentales para ayudar a contextualizar un siniestro y a entender las circunstancias del mismo. Ello permite entregar un dictamen lo más ajustado posible.
La IA, puntualiza Martínez, es una tecnología que avanza con paso firme y en algún momento llegará el día en que la valoración de daños sea una realidad. No obstante, “a fecha de hoy nos encontramos con un proyecto más que con una realidad”.
Fuente: Revista Pericia. Nº 91, marzo de 2022.