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EL DESAFÍO DE LA PROTECCIÓN DE DATOS EN LAS ORGANIZACIONES

Según el informe “Cost of a Data Breach Report 2021”, elaborado por IBM, el costo promedio de una fuga de datos alcanzó los 4.24 millones de dólares anuales, lo que supone un incremento respecto a 2020 de un 10%. En el caso de Latinoamérica, el monto se situó en los 2.56 millones de dólares. Los delitos más frecuentes verificados son el robo de datos de clientes para venderlos a empresas inescrupulosas, el robo de números de tarjetas de crédito, de datos de pago de clientes,  de nombres de usuarios y claves de acceso a sistemas de los colaboradores, así como el robo de código fuente de software o aplicaciones, entre otros.

La sustracción o uso malicioso de datos no solo puede provenir desde el exterior de las organizaciones, sino también desde los llamados “enemigos internos”. “Los datos son el insumo esencial para la toma de decisiones en toda organización y se han convertido en el nuevo petróleo del siglo XXI”, afirma Ricardo Seguel, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, y director del Magíster en Ciberseguridad que imparte dicha casa de estudios.

Las restricciones impuestas por la pandemia aceleraron la digitalización de la economía y de la sociedad, generando grandes volúmenes de datos que deben ser protegidos. Ello ha planteado nuevos y urgentes desafíos a las empresas, las que han registrado un significativo incremento de sus fuentes de información de sus clientes, socios, colaboradores y proveedores. “Por esto, es muy importante el compliance para reforzar los controles sobre el buen uso y administración de los datos personales en una organización”, subraya Seguel.

El académico asevera que frente a estas amenazas, Chile no cuenta con las necesarias herramientas legales para hacer frente a las transgresiones: “las leyes de Privacidad de Datos y de Delito Informático son obsoletas, mientras que los proyectos de ley que las actualizarían a niveles de estándares internacionales están parados hace más de dos años en el Congreso”.

Sí destaca, en cambio, que existe una mayor variedad de nuevas tecnologías para prevenir u orquestar una respuesta ante incidentes de ciberseguridad que vulneren la privacidad de datos. Sin embargo, los ciberdelincuentes siempre van un paso adelante, buscando explotar vulnerabilidades desconocidas y atacando el eslabón más débil, que son las personas, quienes por error, omisión o intención podrían provocar una brecha de ciberseguridad.

En Conosur sabemos del valor de la información que maneja cada empresa, para lo cual hemos desarrollado y enlazado soluciones, con compañías locales y nuestros partners internacionales, que les permitan a nuestros clientes resguardarse de eventuales amenazas de ciberdelincuentes, minimizando el impacto de los posibles nuevos riesgos.

 

 

FUENTE: Diario Financiero, 1 de diciembre de 2021

https://ingenieria.uai.cl/

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