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2021, UN AÑO MUCHO MÁS CATASTRÓFICO QUE LOS ANTERIORES

Las catástrofes naturales causaron pérdidas económicas a nivel mundial que rondaron los 280.000 millones de dólares durante 2021, según datos provisionales facilitados por la reaseguradora alemana Munich Re. Se trató de un año sustancialmente más catastrófico que los dos anteriores: mientras que en 2020 los daños ascendieron a 210.000 millones de dólares, en 2019 la cifra fue de 166.000 millones.

 

Del total de pérdidas anotadas durante el año pasado, solo aproximadamente 120.000 millones estaban asegurados. No obstante, supuso un aumento respecto a los dos ejercicios precedentes: en 2020 los daños asegurados se situaron en 82.000 millones y en 2019 en 57.000 millones. Así, mientras en 2020 y 2019 los montos asrgurados representaron el 39% y 34% respectivamente, en 2021 la relación llegó al 41%. La razón de la reducción de la brecha de aseguramiento a nivel global es que Estados Unidos ha acaparado gran parte de los siniestros catastróficos.

 

Más allá de los números, lo peor de este balance de catástrofes naturales es que durante 2021 casi 10.000 personas perdieron la vida.

 

Mal año para Estados Unidos

Las pérdidas totales en el país del norte se elevaron hasta los 145.000 millones de dólares, la mitad de las registradas en todo el mundo. El 58% de este importe estaba asegurado, lo cual implica cifras muy por encima a las marcadas en 2020 y 2019.

 

Decenas de violentos tornados sembraron la devastación en seis estados, especialmente hacia finales del año pasado, los que, según las primeras estimaciones, generaron pérdidas totales por unos 5.200 millones de dólares, con pérdidas aseguradas previstas de 4.000 millones de dólares. En los tornados que afectaron parte del sur y del medio oeste de los Estados Unidos en diciembre pasado se calcula que murieron 90 personas.

 

También durante 2021 se registró una alta cifra de tormentas tropicales y huracanes.  La catástrofe natural que causó más estragos fue el huracán Ida, que a finales de agosto tocó tierra al sur de Nueva Orleans. Como huracán categoría 4 también causó graves inundaciones, especialmente en Nueva Jersey y en el área metropolitana de Nueva York. En total, el huracán Ida se cobró la vida de 114 personas y causó pérdidas por valor de 65.000 millones de dólares, de los cuales aproximadamente 36.000 millones estaban asegurados (55%).

 

En tanto, a principios de año una ola de frío excepcional llevó las temperaturas gélidas hasta la zona meridional de Estados Unidos. En el sur de Texas se registró una temperatura de -8°C, provocando que millones de personas quedaran sin electricidad. En total, las pérdidas fueron de 30.000 millones de dólares (la mitad de los cuales estaban asegurados) y fue la tercera catástrofe natural más costosa del año.

 

Pérdidas récord en Europa por inundaciones

El balance de catástrofes naturales en Europa ha estado marcada por las lluvias torrenciales de julio de 2021, que provocaron inundaciones excepcionalmente graves en varias zonas del Viejo Continente. Especialmente en el oeste de Alemania, las precipitaciones fueron las más intesas registradas en el último siglo. El desborde del río Ahr, en Renania-Palatinado, causó inundaciones que provocaron la muerte a 220 personas, además de cuantiosos daños en líneas de ferrocarril, carreteras y puentes. Las pérdidas totales por estas lluvias torrenciales ascendieron a 46.000 millones de euros (54.000 millones de dólares), de los cuales 33.000 millones (40.000 millones de dólares) correspondieron solo a Alemania. La parte asegurada fue relativamente baja. Se aseguraron 11.000 millones de euros (13.000 millones de dólares), de los cuales 8.200 millones de euros (9.700 millones de dólares) correspondieron a Alemania, según las cifras facilitadas por la Asociación de Aseguradoras Alemanas. Es la catástrofe natural más costosa en Alemania y Europa hasta la fecha.

 

Algo mejor en Asia-Pacífico

Según la información que maneja Munich Re, las pérdidas han sido relativamente modestas en la región Asia-Pacífico. Los daños totales se han situado en 50.000 millones de dólares, de los cuales 9.000 millones estaban asegurados. Obviamente, lo peor es esa brecha aseguradora del 83%.

 

La catástrofe natural más costosa fue una grave inundación en el centro de China, donde el desborde de innumerables ríos provocaron la muerte a unas 300 personas y generaron pérdidas totales que ascendieron a unos 16.500 millones de dólares, de los cuales sólo un 10% estaban asegurados.

 

Otro hecho catastrófico destacado ocurrió el 13 de febrero, cuando un terremoto de 7,1 grados de magnitud sacudió la costa oriental de Japón. El sismo cercano al epicentro del terremoto que 10 años antes provocó un devastador tsunami que condujo a la catástrofe nuclear de Fukushima, no provocó víctimas fatales, y sí causó pérdidas sustanciales de 7.700 millones de dólares, con pérdidas aseguradas en la región de 2.300 millones de dólares.

 

Las erupciones volcánicas también tuvieron un impacto, especialmente la del volcán de La Palma, que entró en erupción en el mes de septiembre. Unas 3.000 viviendas quedaron sepultadas bajo los torrentes de lava y las capas de ceniza volcánica. De momento, las pérdidas se sitúan en torno a los 850 millones de euros (1.000 millones de dólares), según las estimaciones de la reaseguradora.

 

El balance de Munich Re deja en evidencia que si bien el déficit de aseguramiento ha disminuido en las últimas décadas en los países industrializados, en las naciones más pobres se mantiene sin cambios por encima del 90%.

 

Frente a esto, tal como lo ha señalado Ernst Rauch, jefe de Climatología y Geociencia de la reaseguradora alemana, “una mayor densidad de seguros puede ayudar a las personas y a los países a afrontar mejor las consecuencias financieras de una catástrofe y ayudarles a volver a una vida normal. Desarrollar conceptos en colaboración con los gobiernos (asociaciones público-privadas) tiene sin duda sentido”.

 

Fuente: Grupo Aseguranza

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